Que nos lo digan a nosotros, que tenemos una casa en el campo de Ulea y sabemos lo que hacen estos sinvergüenzas en la macroplanta que ellos llaman de reciclaje, pero que en realidad es un almacén de basura a la espera del vertedero. Los olores y las molestias son un asco. Decían que iba a ser de lo más moderno y nada de nada, como si la hubieran hecho en un país del tercer mundo. Ahora habría que saber quién se embolsó el dinero.
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Que nos lo digan a nosotros, que tenemos una casa en el campo de Ulea y sabemos lo que hacen estos sinvergüenzas en la macroplanta que ellos llaman de reciclaje, pero que en realidad es un almacén de basura a la espera del vertedero. Los olores y las molestias son un asco. Decían que iba a ser de lo más moderno y nada de nada, como si la hubieran hecho en un país del tercer mundo. Ahora habría que saber quién se embolsó el dinero.
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