miércoles, 14 de marzo de 2007

RAJOY Y LA EXTREMA DERECHA


Hace unos meses, decíamos en un editorial que Rajoy era un líder exaltado y errático. Algunos nos lo reprocharon, argumentando que había que darle tiempo para que pudiera liberarse de Acebes y Zaplana y “centrar” su partido. Con el paso de los días, no sólo no ha conseguido el ex -ministro de Aznar hacer del PP un partido moderado y “centrado”, sino que su frustración por no haber alcanzado el poder en el 2004, y su desesperación por conseguirlo como sea antes de que se deshagan de él, lo han convertido en el ariete extremista de una formación cada vez más derechizada.
Convencido de que el tema del terrorismo le puede servir para arañar votos y mantener prietas sus filas, se ha librado en los últimos tiempos a una política abyecta, dando pruebas de un cinismo y de una hipocresía que no tienen parangón en la historia de nuestra joven democracia, a no ser que se tome como referencia a Aznar. El colmo de los despropósitos y de la obscenidad política se ha alcanzado con el llamamiento por parte de Rajoy y del PP a “la rebelíon cívica”” por la concesión de la prisión atenuada al etarra de Juana Chaos. Con este llamamiento, Rajoy ha dado un salto cualitativo en estrategia de acoso y derribo al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Un salto de consecuencias imprevisiblesque que puede poner en peligro la convivencia democrática, pues en su loca huida hacia delante todo vale, incluso apelar a las vísceras de sus correligionarios o encender los ánimos más exaltados de sus allegados de la extrema derecha. En la práctica, lo cierto es que los resultados de esa estrategia de la confrontación ya se han hecho notar en el ataque a la sede socialista en Alcalá y en la presencia de la ultraderecha y de banderas preconstitucionales en las concentraciones de estos últimos días, como sucedió en Lorca. Lo que pueda pasar en la manifestación convocada para el sábado – ya hemos perdido la cuenta de las que van, aunque últimamente están saliendo a una por semana- está por ver, aunque hay motivos para temer lo peor. Entendemos que la medida de conceder la prisión atenuada al recluso de Juana Chaos, que le permitirá cumplir en su domicilio la última parte de la condena de tres años que tiene pendiente por un delito de amenazas – que no de asesinatos – puede causar cierta incomprensión en personas de buena fe. Sin embargo, hay que subrayar que se trata de una medida que se ajusta plenamente a la ley y que puede ser justificada por motivos humanitarios y de inteligencia política, ya que trata de evitar males mayores. En ningún caso puede ser calificada de cesión a un chantaje, habida cuenta de que no se ha producido ninguna extorsión ni se ha violado ninguna ley. Por eso causa estupor que José María Aznar vaya a depositar ahora flores en memoria de las víctimas cuando durante su mandato excarceló a 306 etarras anticipadamente, uno de los cuales asesinó dos años después a un concejal socialista; liberó a 21 por enfermedad y acercó al País Vasco a 43 durante el secuestro de Ortega Lara, “para quitarle a ETA argumentos para matarle”. Si alguien le concedió beneficios penitenciarios a De Juana Chaos cuando cumplía su pena por los asesinatos cometidos, fue el Gobierno del PP, que lo trasladó desde Melilla a la Península y le concedió dos redenciones extraordinarias de 175 días por escribir un “panfleto que enaltece el terrorismo” y que el Gobierno de Aznar consideró “un esfuerzo literario”. Todas estas decisiones no fueron criticadas por los demás partidos. En realidad, a nadie se le pasó entonces por la cabeza hacer del terrorismo ninguna bandera política.
(fuente: vegamediapress)

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