domingo, 10 de febrero de 2008

Dos jarros de agua fría

Manuel Buytrago
"La Verdad"

Si la palabra Ebro no figura en el programa electoral del PP, las palabras trasvases y transferencias han desaparecido por completo de la oferta de agua del PSOE para los próximos comicios. Los populares mantienen encendida la llama trasvasista dentro de su programa, para transferir excedentes de las cuencas excedentarias a las deficitarias, aunque no lleva nombre ni apellidos -Trasvase del Ebro- debido a las disputas internas de los últimos días. Los socialistas, por su parte, han apagado esa vela por completo de sus textos electorales, si se compara la oferta de los comicios del año 2004 con la actual.

El PSOE interpreta que, sin mención al Ebro, los populares reconocen la inviabilidad de este proyecto, y ponen el acento en que han estado engañando a los ciudadanos. Los dirigentes murcianos del PP, por el contrario, dicen que hay una apuesta clara por esta transferencia, condicionada a que se ejecuten primero las obras del Pacto del Agua de Aragón.Merece la pena analizar el reflejo de la oferta del PP en Aragón, donde el diario El Heraldo titulaba ayer: «El PP ratifica su apoyo a Aragón, pero insiste en el Trasvase al Levante». Recoge las palabras de Juan Costa, coordinador del programa, quien explicó que se «garantiza» la reserva hídrica de Aragón y «después de eso, con «los sobrantes» se plantearán «trasvases a cuencas deficitarias». Por su parte, El Periódico de Aragón subraya: «Costa dice que el PP nunca incluyó el trasvase y Arenas lo mantiene». Abunda este diario en que «los conservadores aragoneses han resultado por ahora vencedores en el enfrentamiento interno de las últimas semanas...»



PP: CONTRADICCIONES



Unas obras sí y otras no



Si se ha entendido el programa del PP, el trasvase del Ebro estará condicionado a que primero se ejecuten las obras hidráulicas del Pacto de Aragón, que incluye además una reserva de 6.500 hectómetros anuales para usos futuros, y a partir de ahí comprobar que quedan sobrantes para trasvasar. Hay que añadir la coletilla de los populares aragoneses de que al final, según éstos, no quedarán excedentes. Se presenta como una suma de obstáculos con un calendario indefinido. Rajoy plantea una estrategia diferente a la que impulsó José María Aznar, quien colocó la primera piedra del Trasvase del Ebro en Campos del Río, el 18 de febrero del 2004, por delante (o al mismo tiempo) que las obras del Pacto del Agua de Aragón.



Juan Costa, candidato por Castellón, ha recalcado que «nunca» ha figurado la realización de infraestructuras «concretas» en los programas electorales del PP. El Trasvase del Ebro es, pues, una obra concreta. ¿Pero son también obras concretas las 139 actuaciones del Pacto del Agua de Aragón? Cabe suponer que sí, ya que se trata de embalses, recrecimientos de presas, canalizaciones, obras de depuración y 390.000 hectáreas de nuevos regadíos en aquella comunidad, con una inversión que roza los 2.500 millones de euros. Entonces, ¿por qué el programa del PP sí menciona y asume «como objetivo irrenunciable la ejecución de las obras del Pacto del Agua en esta legislatura», con carácter previo a otras actuaciones; y no menciona la obra concreta del Trasvase del Ebro? ¿Hay o no hay infraestructuras concretas en el programa electoral del PP? Como añadido, el Ministerio de Medio Ambiente apenas ha cumplido con ese Pacto: 50 obras están terminadas o en marcha. Según, el Gobierno de Aragón, sólo se han invertido unos 800 millones, razón por la cual le han llovido críticas a la ministra Cristina Narbona por parte del consejero de Medio Ambiente aragonés, Alfredo Boné, quejoso de la lentitud del Ejecutivo de Zapatero para cumplir el Pacto del Agua.



PSOE: MÁS DE LO MISMO



Desaparecen los trasvases



Con vistas a la próxima legislatura, la propuesta socialista es una incógnita: Será lo que salga de los planes hidrológicos de cuenca que se están revisando. Ni palabra de trasvases o transferencias en el programa, según apunta el secretario del PSOE murciano, Pedro Saura. Sólo queda una «especial atención a la cuenca del Segura», que nos relega de nuevo a la condición de pedigüenos del agua. Sin mencionar la bicha de los trasvases, no extraña que el debate apenas asome en las federaciones territoriales socialistas, como sí ha sucedido en los feudos del PP.En las elecciones del 2004, Rodríguez Zapatero apostó en su programa electoral por «propiciar el consenso social y territorial necesario para plantear la transferencias al Segura de agua procedente de otras cuencas». Supeditó el envío de excedentes «a una evaluación ambiental y económica de las posibles alternativas». Esto ha desaparecido ahora, y en la oferta para el 9 de marzo próximo sólo se alude a los nuevos planes hidrológicos de cuenca, que tendrán en cuenta las necesidades medioambientales y garanticen agua de calidad para todos los territorios, con una especial atención al Segura.



¿Por qué desaparece la opción trasvasista del programa socialista? Pedro Saura contestó ayer que, efectivamente, hace cuatro años se hablaba de transferencias entre cuencas. La diferencia es que «ahora el Gobierno no está pensando en hacer ningún trasvase más de los que ya hay en marcha. No se contempla ese horizonte. No engañamos a nadie», dijo.Con esta propuesta, el PSOE ofrece más de lo mismo y apenas se compromete. Además, ha engrasado sus correas de transmisión en algunas tertulias, donde ecologistas de guardia se escandalizan de que se quiera construir un muro de hormigón de 700 kilómetros. Como si las autopistas y líneas de AVE a Zaragoza y Barcelona estuvieran suspendidas en el aire.



Para el PSOE murciano, hay que dar gracias de que sus compañeros de Castilla-La Mancha no hayan metido en el programa de Zapatero una coletilla exigiendo el final del Trasvase Tajo-Segura. Esto lo interpretan los socialistas de Murcia como un triunfo, cuando, por el contrario, el éxito se lo podrían atribuir los presidentes de La Mancha y Aragón, José María Barreda y Marcelino Iglesias: Han conseguido erradicar la palabra trasvase, y todo lo que se le parezca, del ideario y del lenguaje socialista. Ni siquiera se alude a la solidaridad.Ni con uno ni con otro programa la Región de Murcia sale bien parada. Demasiadas incógnitas, cuatro años después. Suma y sigue.

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