lunes, 5 de noviembre de 2007

FIN DEL CUENTO: EL PARTIDO POPULAR ENTIERRA EL TRASVASE DEL EBRO.

(De "La Sombra de Aznar")

"Descanse en paz el trasvase del Ebro" "RIP Agua para todos" ó "hasta aquí hemos llegado chicos". Algo así tuvo que comunicar Mariano Rajoy a sus diputados el pasado viernes cuando el grupo popular en el Congreso echó atrás una enmienda propia en la que, como es costumbre, reclamaban una partida presupuestaria para desarrollar la eterna promesa de llevar agua "por un tubo" a Levante desde la "España húmeda". La traición a murcianos y valencianos se oficializó ese día con el destierro absoluto de las tésis trasvasistas y el pliego sonrojante al pataleo insolidario (ellos lo llaman así) de los miembros del Partido Popular en Aragón y Cataluña. ¿Dónde estaban Paquito y Ramón Luí para defender los intereses de sus representados? ¿Tan poco peso tienen en sus partidos después de tantas mayorías absolutas como para no imponer sus tésis?Que un valenciano de pro, de los de verdad, como Martinez Pujalte, que además aspira según se comenta en los mentideros a ser diputado por Murcia, justifique como un error esa enmieda y pida disculpas arrepentido supone la mayor bajada de pantalones que se recuerda por estos lares. Hasta el Heraldo de Aragón reprodujo unas declaraciones atribuidas a Zaplana, quien le comentó al líder de los populares aragoneses, Gustavo Alcalde, que el Grupo del PP en el Congreso «no tenía voluntad política» de insistir en sus peticiones trasvasistas.

De momento silencio y mutis por el foro, ningún líder ha salido a la palestra para darse golpes de pecho como buen murciano o valenciano, ningún Cerdá ha exigido rectificaciones bajo amenaza de darse de baja en el partido, tampoco el alcalde Cámara ha convocado un pleno para condenar la actuación de Mariano Rajoy, pero, ¿qué esperábamos de estos vendidos si la doble moral es su arma favorita? Más claro, agua desalada, y eso que Valcárcel ha dicho en innumerables ocasiones que él antes que pepero es murciano. Ya no cuela Ramón Luí, te hemos calado.
Esta vez el hidrocida (vocablo creado por el diputado murciano Ruiz Vivo) no era el señor Zapatero, ni Maragall con su botella ni siquiera "Jose Luis" Carod Rovira, avatares favoritos de las patrañas hidrológicas de las gaviotas levantinas. Ellos a nadie engañaron con su oposición al trasvase del Ebro pues ésta estaba reflejada en sus respectivos programas electorales. Pero los señoritos que nos han aburrido durante años con sus manifestaciones incendiarias, con sus sloganes barriobajeros y con sus campañas de marketing financiadas con dinero público, deben al menos una explicación contundente a miles de ciudadanos que les han seguido, creído y apoyado en una causa que tenían pérdida ante una comunidad científica rebelada contra el proyecto, unas instituciones europeas que se negaban a financiarlo y una masa social crítica que hacía inviable poner en marcha una infraestructura insostenible económica y medio ambientalmente como denunciaron organismos internacionales independientes como la Ocde o la Unesco.

Son 10 años de promesas vacías que han derivado en un nacionalismo hidráulico de bajo perfil utilizado en beneficio propio de nuestra clase política, más ocupada en hacer negocios con el ladrillo que de solucionar los problemas que afectan a los ciudadanos. Al calor del negocio mítico y de la reivindicación patriotera, nacieron, aquí más que en ninguna Marbella, un ejército de dirigentes, alcaldes y concejales expertos en la prevaricación, el tráfico de influencias y el cohecho capaces de vender a su madre por un buen fajo de billetes. Algunos están ya entre rejas y otros están en capilla esperando sentencias. Lo importante era crear una conciencia colectiva a la que todos pudiesen sumarse sin resistencia: agua para todos; pero se les olvidó completar el slogan con "para todos los golfos". Mucho listo y mucho sinvergüenza ha campado y campa por aquí. Pero el chollo parece haber llegado a su fin, y de la misma manera que la época dorada inmobiliaria termina, las patrañas y las mentiras de los patrios defensores de la unidad de España también tocan retirada.Esta vez Génova 13, con su líder a la cabeza, ha sido la que ha cerrado el grifo del Ebro mientras algunos de sus dirigentes se desdicen, como con el 11M, de lo dicho y hecho. Tiene Mariano el partido sublevado entre los que esperan su muerte política y los que defienden su coto privado en las respectivas comunidades autónomas.

Nos vendían que "España se rompía" cuando en realidad era el Partido Popular el que se resquebrajaba. Tienen penitencia los diputados murcianos y valencianos del PP, tan dados a incendiar y a insultar en estos últimos tres años al gobierno por su política de agua, por tener que tragar con semejante sentencia, dictada ahora sí por los suyos, condenados a hacer malabarismos para sobrevivir políticamente en los próximos meses. Y es que el discurso del PP en materia hidráulica es tan débil, incoherente y dividido que amenaza con llevarse por delante a toda esta pleyade de mentirosos patológicos, llamense Valcárcel o Camps entre otros, ahora obligados a justificarse y a proseguir enmerdando el terreno de juego para que murcianos y valencianos no se percaten, al menos hasta marzo, de que han sido engañados, manipulados y traicionados.Como un oasís en el desierto, la monserga del Ebro era otra mentira más de la saga Aznariana después de anteriores entregas como el Yak-42, la guerra de Irak o el Prestige. Fue una ilusión mágica para hechizar a murcianos y valencianos, para asegurarse su voto complaciente, para acallar cualquier conciencia crítica, para manipular sus sentimientos en aras de planes de mayor alcance y objetivos más rentables para el bolsillo que, desengañense levantinos, tenían mucho de oscuros y privados y nada de públicos y transparentes. Murcianos y valencianos no estábamos invitados a la mesa del poderoso lobby de la construcción, financiador de las campañas de Agua para todos, en convivencia con una clase política gobernante adiestrada en el Zaplanismo más vergonzante. Nos sentaron alrededor de la hoguera de la quimera, hipnotizados y envilecidos por sus mentiras, mirando siempre el gallinero ajeno y descuidando el propio como pretendían, para así poder hacer y deshacer sus negocios, pagados con nuestro sudor con hipotecas a 40 años, mientras los poderes fácticos recogían nuestros huevos con total descaro y a veces con el aplauso inocente de ciudadanos desinformados por esas mismas zorras de sibilinas intenciones.

¿Y ahora qué nos va a contar señor Valcárcel, señor Camps? ¿Seguirán boicoteando desaladoras, urbanizando espacios naturales y demonizando al oponente político tachandolo de "antimurciano" o "antivalenciano"? ¿Podrán mirar a los ojos a esos pobres agricultores que han utilizado como escudo humano frente al gobierno para sus revivals electorales? ¿Seguirán despilfarrando dinero público para promocionar una política de agua que su propio líder se ha encargado de enterrar por intereses de partido? ¿Pedirán perdón por años de mentiras y crispaciones que lejos de procurarnos resultados nos han creado mala fama por toda España? ¿Dimitirán de sus cargos los señores Ruiz Vivo y Antón? ¿Colaborarán con el gobierno de España o seguirán boicoteando el Programa Agua? A nadie pueden ya engañar a no ser que alguien quiera ser engañado. Rajoy lleva un año sin hablar del Ebro, ni siquiera cuando viene a Murcia. Su discurso se difumina en mensajes generalistas y de poca concreción como el "agua para todos" o la crítica legítima a las políticas del gobierno pero sin ofrecer alternativa alguna. La traición se ha consumado. El enemigo estaba en casa, ni en la Generalitat ni en La Moncloa.

El cuento se ha terminado. El resultado ha sido un fiasco. El trasvase del Ebro jamás se hará. Los negocios al albur de la especulación urbanística ya se han hecho. Nosotros hemos sido la mano de obra barata de los inductores y los financiadores del apaño de estos listos. Ese era el plan diseñado. Nosotros con la pancarta y ellos con la chequera. Nosotros escupiendo sobre Zapatero y ellos rentabilizando nuestra inocencia.Todo ha sido un espejismo. Los pelotazos, los cochazos que ve por la calle, las vacaciones en el Caribe, el ático de lujo, no eran para usted. Usted ha participado de esta ilusión como mero observador regocijándose de que con suerte algún día le tocaría a usted. Puede que de refilón, alguno haya recibido alguna migaja. Pero no era para usted. Hemos pegado un precio alto y nos hemos vendido baratos. Los yates y el todoterreno son para los Polaris, para el constructor sin entrañas, para el político prevaricador. Usted recibe a cambio una sanidad, una educación y una seguridad privatizada. Una vivienda inaccesible; un sueldo bajo y un trabajo precario. Y para colmo, ni una gota del Ebro, eso ya, ni tocarlo. Tontos y apaleados.

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